He de reconocerme como un gran admirador del cineasta nacido en Calanda, provincia de Teruel,
Luis Buñuel. Don Luis perteneció a esa época espléndida y creativa de principios del siglo XX que surgíó en nuestro país de gran reconocimiento con figuras como Lorca o Dalí, amigos de juventud de Buñuel, que por culpa de la guerra se desvaneció, o como en el caso de Buñuel, tuvieron que emigrar y entregar su arte y virtud a otros estados, ¿os suena esta historia,verdad?.
Casi tanto como una película me parece un gran estudio social del comportamiento humano por parte del señor Buñuel. Es una obra mordaz, sátira de la burguesía, de su pretendida corrección, su adoctrinamiento, gran etiqueta y saber estar. Una burda crítica de cómo la degradación de su comportamiento puede manifestarse tarde o temprano como cualquier "no burgués" en momentos de hambre, cansancio, incomprensión y desánimo, una auténtica bofetada.
Todo es misterio puro. A medida que transcurre la película comprendes menos el por qué de lo que está pasando. Pero da igual, no necesita explicación. La explicación reside en la casa y en el comportamiento de los diversos protagonistas. Ese es el ingrediente principal del menú.
Hay algunas interpretaciones de ciertos actores que me parecen un poco exageradas. También algún que otro plano no muy certero. Pero aún así la idea es tan buena,la trama está tan bien llevada a cabo, sin aburrir, a un ritmo acompasado y el guión es fantástico así que se obvia cualquier otro detalle que pueda parecer no muy acertado. Además estamos hablando del año 1962.
La insatisfacción: la imposibilidad esta vez de rematar una cena decente, de culminar en las debidas condiciones un buen polvo, la incapacidad inherente de pasar de los prolegómenos en cualquier materia......; en fin, esa maldición que pesa sobre la burguesía (según Buñuel) y que convierte toda su vida en un constante "coitus interruptus", rezuma en esta obra del maño inmortal.
Y no puedes estar más de acuerdo con el maestro cuando, pasados cuarenta años desde su estreno, su retrato ha pasado de surrealista (si alguna vez lo fue) a hiperrealista. Esos señores huecos que pasean aburridos buscando, nadie sabe qué; que se perfuman con lo que ellos llaman "buenos modales" e "hipocresía"; que gustan del acercamiento de eclesiásticos y militares con pedigrí y se adaptan camaleónicamente a cualquier sistema político, convirtiéndose de inmediato en garantes progresistas o en "demócratas de toda la vida".... Esos señores, decía, siguen aquí y como mucho han cambiado de atuendo, porque ya no se llevan los trajes chaqueta del embajador de Miranda, o las faldas entalladas de la distinguida señora de Séchenal. Siguen aquí, posiblemente tan insatisfechos como aquellos, pero más hinchados, si cabe; moviéndose con elegancia entre valijas diplomáticas y platillos de cocaína, negocios inmobiliarios, listas políticas y bodas de catedral. Continúan, como garrapatas encima de los ciudadanos que les envidian, e incluso confían en ellos; pero la condena de Buñuel sigue en pie: "vagaréis infelices, como un asno tras una zanahoria y, ya que no hay justicia para vosotros, sufriréis la incomodidad de las pesadillas"
El filme se alzó con el Oscar a la mejor película extranjera, por Francia, en el año 1973 además de estar nominada a mejor guion original, también estuvo nominada al Globo de Oro. Una de las muchísimas cosas horribles que la dictadura robó a la cultura de nuestro país se llama Luis Buñuel. ¿Como es posible regalar un talento así por algo tan vil?, en aquella época en la que España era caricariturizada con toros, lentejuelas y
catetismo, un hombre de Teruel era alabado por el mundo unánimemente como el realizador mas transgresor del cine, una auténtica personalidad,un lástima que México y Francia se llevaran su magia...
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